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¿X-Men, Y-Men o Z-Men? ¿Inteligencia artificial?

¿Es usted de la Generación Y? Se dice de quienes nacieron entre 1982 y el 2004. Una de las características especiales que se atribuye a esta generación es su relación con las tecnologías modernas: en general son “nativos” en su uso. Vienen con un chip incorporado. Y quienes nacimos antes, somos “visitantes”, “inmigrantes”, en el uso de la tecnología. ¿Tiene eso implicaciones para la educación? Muchas.

Estas generaciones: suelen responder mejor a un aprendizaje mediante imágenes (son visuales), … crecieron con los videos musicales; son multitarea, es decir pueden hacer varias cosas a la vez (estar en una lección y atender el celular mientras se escucha música); su relación con la tecnología es de contacto y uso, no piden un manual para familiarizarse con las funciones de un aparato tecnológico o con un software. Las anteriores generaciones lo primero que pedimos es un manual del usuario. Son las generaciones a las que jamás podíamos vencer en el más simple juego de Super Mario Bros. Internet y las redes sociales son su hábitat.

Y ya hay desde el 2005 otra generación, la Z, la de esos niños del siglo XXI que le agarran su celular y descubren funciones del aparato que usted jamás habría imaginado, dejándole perplejo.

¿Cómo enseñarle a estas generaciones con una pedagogía del Siglo XIX? Pizarra y tiza sin tecnología, clases magistrales llenas de pasividad, ausencia de estímulos visuales, carencia de desafíos, … Nunca se podrá ganar así el interés y el corazón de estos jóvenes. Sin duda los programas educativos y las estrategias de aula deben cambiar. Por supuesto existen localidades nacionales y segmentos poblacionales en los que hay muchas limitaciones en cuanto a la tecnología (poco acceso a computadoras o a Internet), pero la mayoría de nuestra sociedad se ve impactada, y se verá aun con más fuerza, por las tecnologías; y no asumir eso, solo podría conspirar contra el futuro de nuestra educación.

El asunto no es tan fácil de abordar, sin embargo. Por un lado, porque una gran parte de los docentes que tenemos son de generaciones “inmigrantes”, y peor aun, debe enfatizarse: fueron preparados con pedagogías “antiguas” desde la escuela a la universidad.  Su resistencia es apenas comprensible, aunque a veces nos sorprenden gratamente. Y por otro: porque por más importante que sea crear ambientes donde participe la tecnología, no todo uso tecnológico favorece la construcción de aprendizajes y el fortalecimiento de capacidades mentales, incluso un mal uso puede debilitar esa construcción, lo que se ha visto claramente en mi país con las calculadoras en las matemáticas (trucos en las calculadoras para pasar los exámenes y no acciones para aprender).

Y el asunto es complejo. Porque esas habilidades tecnológicas nativas de las nuevas generaciones, no implican necesariamente destrezas para construcción de aprendizajes usando tecnologías. A veces es solamente facilidad para actualr en Facebook, Instagram y las múltiples redes sociales, no para intervenir en plataformas educativas y de otras demanda cognitiva. Hay que repensar este asunto.

El tema se vuelve aun más decisivo con la emersión en el 2023 de la inteligencia artificial. Está llena de posibilidades, oportunidades, pero también riesgos y amenazas. La educación si duda se ha visto y verá fuertemente impactada por esta potente tecnología.

¿Qué hacer? Uno de los asuntos cruciales a cultivar en nuestros jóvenes no cambia: es la competencia de identificar si es necesaria o no la tecnología, y si lo es: ¿cuál tecnología?, ¿dónde y cómo usarla?  Identificar los límites de lo pertinente. Una mirada positiva pero crítica.

No es posible ocultar el Sol con un dedo. La inteligencia artificial como las otras tecnologías poderosas que se han desencadenado recientemente deben ser tema de discusión de la educación, y muy rápido.

Aquí los educadores de la Generación Y y aquellos de las anteriores generaciones encuentran un territorio fértil para cooperar. Mente abierta y proactiva.

El futuro ya nos arrebata el presente, hay que actuar con inteligencia.

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