La pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad del ser humano ante situaciones coyunturales que llegan a amenazar seriamente su cotidianidad y su bienestar, pero también ha llevado a reflexionar con mayor profundidad sobre la crisis estructural que atenta contra el futuro de la sociedad y del planeta. Globalmente esta no es una preocupación nueva, desde hace ya cierto tiempo la Organización de las Naciones Unidas viene desplegando grandes esfuerzos enfocados hacia la adopción de modelos de desarrollo que atiendan los grandes desafíos de la humanidad, para garantizar la calidad de vida de las personas y la salud del planeta. Es así como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas el 25 de septiembre de 2015, contempla 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) cuya finalidad es “garantizar una vida sostenible, pacífica, próspera y justa en la Tierra para todos, ahora y en el futuro” (UNESCO, 2017, p.6)
Como lo señala Qiang Tang, Subdirector General de Educación de la UNESCO, en el Prólogo de la obra Educación para los Objetivos de Desarrollo Sostenible: objetivos de aprendizaje (UNESCO, Op. Cit.), la Educación, además de ser en sí misma parte esencial del desarrollo sostenible y por lo tanto uno de los 17 ODS (Objetivo 4: | Educación de calidad | Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos), es un medio y una estrategia clave para lograr el resto de las metas.
Ahora bien, como lo señala Ubiratan D’Ambrosio (2006), la vida es el resultado de tres hechos: el individuo, el otro (la sociedad) y la naturaleza, que pueden considerarse los vértices de un triángulo, de cuya resolución, con las múltiples y complejas relaciones que de él se derivan, depende la continuidad de la vida como fenómeno cósmico (p. 54), pues es precisamente de la falta de equilibrio entre esas fuerzas y relaciones que se origina la gran crisis que atraviesa la humanidad.
Por lo tanto, desde el vértice de lo individual, pero consustanciado con el otro, cada persona tiene que cumplir su parte en el logro de los ODS y para ello la educación debe proporcionarle no solo conocimientos, sino también habilidades, actitudes y valores que lo motiven de una manera comprometida a reflexionar y a actuar en pro de la sostenibilidad. Estamos hablando de una Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS); es decir, de una formación para la sostenibilidad en el continuo de la vida humana.
La EDS puede y debe ser integrada de manera transversal en el currículo escolar desde los primeros niveles educativos, para ir formando ese pensamiento crítico que se requiere para el empoderamiento de los estudiantes como agentes de cambio en pro de una convivencia mutua y respetuosa hombre-hombre, hombre-naturaleza; para pensar y actuar en términos de un crecimiento económico con conciencia social y ambiental que se aleje de la depredación de la naturaleza y de las desigualdades hasta ahora imperantes en el aprovechamiento de los recursos que ésta nos brinda, cuestiones éstas que impiden garantizar bienestar y calidad de vida para todos.
Como parte del componente curricular, la Educación Matemática y en particular la Educación Estadística brindan múltiples opciones para abordar las cuestiones relacionadas con los ODS; es decir, son escenarios propicios para avanzar hacia una EDS. Partiendo de que la Estadística es considerada como la ciencia de los datos (de los números en contexto), precisamente el manejo de datos sobre sostenibilidad (de naturaleza económica, social o ambiental) puede convertirse en una opción prometedora para contribuir desde esta disciplina con esa educación por la sostenibilidad que buscamos, a la vez que se promueve la alfabetización, el razonamiento y el pensamiento probabilístico.
En la enseñanza investigativa de la Estadística, que es como se recomienda hacerlo en la actualidad, es preciso trabajar con datos reales que correspondan a contextos reales. Se partirá de una pregunta generadora, de una cuestión problemática, que requiere ser respondida o solucionada. Esta cuestión generadora debe ser de interés para los estudiantes, debiéndose partir de una reflexión y discusión sobre las cuestiones que importan y es aquí donde los grandes problemas comprimidos en los 17 ODS pueden entrar a protagonizar contextualmente los proyectos a ejecutar.
Un ejemplo interesante es el proyecto sobre Pobreza y Desigualdad, inicialmente propuesto por Mary Rouncenfield (1995) y luego adaptado por Carmen Batanero, Carmen Díaz y Magdalena Gea (2011), en el cual los estudiantes trabajan con datos reales organizados en un fichero contentivo de variables como tasa de natalidad, tasa de mortalidad, mortalidad infantil, esperanza de vida y Producto Interno Bruto (PIB) (que precisarían ser actualizados con datos de la UNESCO en una fase inicial del desarrollo del proyecto). La idea es abordar en la enseñanza-aprendizaje de la estadística un tema de sostenibilidad vinculado a la justicia social como es la pobreza, a partir del estudio de la relación de esos indicadores demográficos con el PIB como clasificador de los países en función de zonas geográfica y situación económica. Estadísticamente lo que se pretende es un análisis descriptivo con fines exploratorios para el estudio de la interrelación entre dichas variables y compararlas en función del nivel de desarrollo de los países y regiones. Desde este punto de vista es importante analizar cuestiones como ¿Está la riqueza del mundo distribuida equitativamente?, ¿Las personas que viven en diferentes países tienen expectativas de vida similares?, ¿Cómo difieren la tasa de mortalidad y la mortalidad infantil entre los países desarrollados y los países en desarrollo?, y muchas otras que podrán surgir de la discusión razonada y soportada en datos.
Es claro que su valor como potenciador de la EDS dependerá de cómo se aborde el desarrollo del proyecto. Si éste se centra en el análisis estadístico de los datos, posiblemente sus alcances estén en términos del logro de los conocimientos estadísticos (Recolección organización y manejo de datos; cálculo de índices; promedios, relación entre variables, entre otros) y del desarrollo el razonamiento estadístico. Para darle un enfoque dentro de la EDS la reflexión crítica sobre los temas estudiados deberá estar presente en las diversas fases del proyecto, desde las preguntas iniciales hasta la formulación de los resultados y presentación de las conclusiones, lo que a la vez redundará en el enriquecimiento del pensamiento estadístico de los educandos.
Dentro de la misma dimensión social de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, y a partir de la discusión generadora, el grupo podría decidir trabajar con indicadores de bienestar social como: nivel educativo y acceso escolar; acceso a los servicios de salud y calidad de dicho servicio; niveles de nutrición: condiciones de la vivienda; acceso a los servicios públicos (agua, electricidad, telefonía, conectividad, transporte); seguridad; entre muchos otros que podrían surgir del debate y la reflexión crítica de los estudiantes mediados por las orientaciones del docente, lo que llevará a establecer los alcances del proyecto, la información necesaria y cómo recopilarla; el análisis estadístico y finalmente la comunicación de resultados y conclusiones de manera reflexiva y consistente con una formación hacia la sostenibilidad.
Dentro de las dimensiones políticas y medioambientales de los ODS son muchas las opciones para la ejecución de proyectos estadísticos en términos de la Educación para el Desarrollo Sostenible.
Visto así, es preciso resaltar dos cosas: la primera es que a pesar de reconocer la importancia de educar para la sostenibilidad, a nivel internacional se reportan limitaciones de los docentes para integrar la EDS en sus lecciones (Taylor, et al, 2019), y la segunda, como lo señala Nelly León (2020), es que los docentes de Matemática manifiestan dificultades para incorporar los proyectos y la investigación en la enseñanza de la Estadística; en tal sentido Claudia Vásquez e Israel García-Alonso (2020) proponen brindar al profesorado oportunidades de formación en estos dos aspectos, por lo que los formadores de formadores debemos comprometernos seriamente en esta tarea, aportando nuestro granito de arena en pro de afrontar con urgencia la situación actual y las posibles amenazas que atentan contra el desarrollo sostenible y consecuentemente contra el bienestar social y la preservación del planeta.
REFERENCIAS
Batanero, C.; Díaz, C. y Gea, M. (2011). Estadística de la pobreza y desigualdad. En Estadística con proyectos. C. Batanero y C. Díaz [Editoras], 97-122. Universidad de Granada. https://www.ugr.es › ARTICULOS › Libroproyectos
D’Ambrosio, U. (2006). Ethnomathematics in a Changing Civilization. En Etnomathematics. Capítulo 4, 53-68. BRILL. https://brill.com/view/book/9789460911415/BP000006.xml
León, N. (2020). Alcances de la enseñanza de la estadística a través de la investigación en la educación media en Venezuela. Revista Paradigma (edición cuadragésimo aniversario: 1980-2020), vol. XLI, 657-684. http://revistaparadigma.online › ojs › article › view
Rouncefield, M. (1995), “The Statistics of Poverty and Inequality.” Journal of Statistics Education, 3(2). https://jse.amstat.org/v3n2/datasets.rouncefield.html
Taylor, N., Quinn, F., Jenkins, K., Miller-Brown, H., Rizk, N., Prodromou, T., Serow, P., & Taylor, S. (2019). Education for sustainability in the secondary sector—A review. Journal of Education for Sustainable Development, 13(1), 102–122. https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/0973408219846675
UNESCO (2017). Educación para los Objetivos de Desarrollo Sostenible: objetivos de aprendizaje. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000252423
Vásquez, C. y García-Alonso, I. (2020). La educación estadística para el desarrollo
sostenible en la formación del profesorado. Profesorado. Revista de Currículum y Formación de Profesorado, 24(3), 125-147. DOI:10.30827/profesorado.v24i3.15214