Ser presencia y responsabilidad

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Ser presencia y responsabilidad

Rodolfo Vergel, PhD

Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Bogotá-Colombia

 

La relación entre los modelos de educación y la naturaleza de los sujetos que actúan, o tal vez sea mejor decir que tienen que actuar, en estos modelos es un aspecto sensible, educativamente hablando. Cuando imaginamos e intentamos materializar unos modelos de educación, necesariamente estamos demandando una serie de presupuestos éticos y antropológicos como elementos clave de la acción educativa, que tendrían que explicar la naturaleza del sujeto, explicar lo esencial de lo que nos caracteriza como humanos. Somos seres de necesidad y a la vez seres frágiles, decía Marx. Necesitamos de lo Otro para desarrollarnos.

Es imposible no hacernos, mínimamente, las siguientes preguntas cuando estamos actuando educativamente:

–  ¿Quién es este estudiante para mí?

– ¿Qué representa su actuar en el proceso educativo?

Podríamos arriesgar una primera respuesta: desde la negación e indiferencia hacia el Otro. También podemos responder desde el reconocimiento y la hospitalidad (Lévinas, 1977). Es claro que desde la primera respuesta no es posible educar. La segunda respuesta proviene desde la ética, en tanto que responsabilidad. Así, el estudiante es conceptualizado como alguien, reconocido y acogido en la singularidad de su existencia.

El gran reto, en estos tiempos de confinamiento, es crear oportunidades a través de las cuales los estudiantes logren comprender a los otros y lleguen a ser presencias en el mundo, reconocerse a sí mismo como entidad auténtica y relacional (Freire, 1998). Esta comprensión no es simplemente cognitiva; es una comprensión existencial del Ser. Es persuadir a los estudiantes en la necesidad de comunicar a Otro su perspectiva, es decir, atender al “llamado del Otro”, entendido como responsabilidad, que se expresa en la respuesta que hacemos al llamado del Otro (Lévinas, 1977). No puede haber subjetividad sin acogimiento del Otro.

Configurar estrategias que posibiliten nuevas formas de cooperación humana, de interacción social, no alienantes, es impulsar nuevas formas de conciencia social. Esto significa materializar alternativas que puedan favorecer interacciones entre los estudiantes en las que logren posicionarse frente a ideas, puedan argumentar y defender su perspectiva frente a los otros, entender que una aserción nunca es final y que, más bien, distintas aserciones afectan la realidad de manera diferente, logren tomar conciencia de que otras interpretaciones son necesarias para profundizar un fenómeno educativo, etc. Ser presencia lleva preñada una concepción de subversión, pues, como decía Marx, no se trata solamente de analizar el mundo, sino de transformarlo. El compromiso es, pues, impulsar una idea de aula, de escuela, como espacio subversivo, esto es, transformar modos de actuar y pensar que históricamente han imperado y favorecido sujetos alienados —sujetos desprovistos de voz y conciencia—, no sólo frente a los productos de su trabajo, sino también frente a la actividad de clase y, principalmente, en esta situación de confinamiento, frente al Otro.

Referencias

Freire, P. (1998). Pedagogy of freedom: Ethics, democracy, and civic courage. Lanham, Maryland: Rowman & Littlefield.

Lévinas, E. (1977). Totalidad e infinito: Ensayo sobre la exterioridad. Salamanca: Sígueme.

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